LOS TRATAMIENTOS DE ESTÉTICA IDEALES PARA PIELES SENSIBLES
13.09.22
La piel sensible es extremadamente vulnerable. Las agresiones externas (como el viento, sol, frío, polución, etc.) pueden generar estragos en ella, ya que reacciona de manera excesiva con enrojecimiento o ardor en los casos más leves, a erupciones o debilidad capilar permanente.
Es de crucial importancia no confundir una piel reactiva o sensible con una piel alérgica, ya que en este último caso la reacción se debe a una respuesta exagerada del sistema inmune ante un agente externo que identifica como dañino.
También vale la pena aclarar que las pieles sensibles pueden ser tanto normales, como secas, grasas o mixtas.
El abordaje de este tipo de pieles no es sencillo, y además es crucial el saber cuál o cuáles son los factores que desencadenan la reacción de la piel para poder evitarlos.
Lo que se busca es la prevención de la reacción del cutis, fortalecimiento del tejido y estimulación de la función aislante natural del estrato córneo.
Se realiza una limpieza con productos apropiados para piel sensible elegidos cuidadosamente y aplicados con elementos descartables y guantes de nitrilo, que evitan la resequedad, no sean agresivos y posean principios activos calmantes capaces de suavizar y refrescar la piel a la vez que minimizan la irritación.
Son los únicos peelings que pueden resistir las pieles sensibles o reactivas ya que son suaves y no generan descamación. Siempre es necesario aplicar después del tratamiento una mascarilla descongestiva e hidratante que puede ser con extracto de camomila, coco o extracto de árnica ya que reducen el enrojecimiento. Otro fiel aliado de este tipo de piel es el ácido lacto biónico al 10% con el cual se pueden desarrollar protocolos muy eficientes de tratamiento para este tipo de piel.
Todos los cosméticos empleados en la piel sensible tienen que ser hipoalergénicos, con activos descongestivos y calmantes sin perfumes ni alcohol. Lo ideal es que posean ingredientes que naturalmente se encuentran en el estrato córneo como: fosfolípidos, colesterol, ácidos grasos, liposomas y ceramidas, ya que pueden nutrir, hidratar y reparar la piel.
La radiofrecuencia es un tratamiento indoloro y no invasivo que consiste en el calentamiento gradual de un tejido tras el paso de una onda electromagnética. Este calentamiento gradual, en el caso de la piel, provoca un efecto fisiológico que consiste en la activación fisiológica desde el interior del tejido mediante tres acciones: aumento de la microcirculación, la dilatación de los vasos sanguíneos y el aumento de la temperatura a nivel dérmico con la consecuencia de producción de nuevo colágeno al aumentar el número de fibroblastos y una reestructuración del existente, con lo cual se consigue un resultado estético similar al efecto “lifting”. La radiofrecuencia “despierta” nuevamente la capacidad de nuestros tejidos de renovarse.